CUNO vs. LUNA

RELATO: Lorito

En esa vida militar que nos tocó vivir, era muy común los inevitables enfrentamientos entre Cadetes, las famosas broncas entre VACAS, CHIVOS y PERROS... Era una lucha incesante y diaria por demostrar el poder de mando que tenían los Cadetes de años superiores y la resistencia de los Cadetes de años inferiores, quienes eran considerados algo así como esclavos. 

 

En esos tiempos de lucha emerge el nombre de “CUNO CONTRERAS CARLOS”, el Túpac Amaru de la promoción, el Gladiador de los indios, el sobrino del Sub-Oficial Mamani, el Bruce Lee de la Chirisuya, más conocido como “TELEVISOR” por ostentar una cabeza cuadrada, tan dura que parecía hecha de lloque... 

 

A este imbécil podías meterle un martillazo y te quedabas con el mango en la mano... era más duro que el NABO para las matemáticas... ¡Qué rico cholo...!

Era vital hacerme su amigo, porque además, tenía unas dotes boxísticas inigualables... A base de puño limpio se fue ganando el respeto de la promo y su fama de Peleador Callejero, traspasó las fronteras llegando a oídos de los Chivos, que aparte de llevarnos bronca, tenían en su trinchera, un temible Toro de Lidia, llamado LUNA GALDOS, en ese tiempo para nosotros era un gigante y pesaba más que el negro Rojas, pero en musculatura, pues el Negro era pura víscera de res...

Invariablemente se produjo “el encuentro”, los Chivos se presentaron en nuestras cuadras y preguntaron por nuestro “Chavetero”... Cuándo lo vieron se orinaron de risa, porque pensaron que era Gregorio, el de la serie peruana. De repente abriéndose paso hizo su aparición el matón Luna Galdos, lo agarró del cuello al indio Cuno y le dijo:

¿Es verdad que tú eres el más machito de los perros?

El silencio se apoderó de la cuadra esperando la respuesta del cholo quien le contestó como Cristo:

“Tú lo has dicho...”

Inmediatamente el matón de los Chivos quiso meterle un manazo, pero con la agilidad innata de los rateros y chaveteros de la Chavela de Miraflores, le sacó la mano...

Todos nos quedamos incrédulos y absortos, el rabioso Luna Galdos le juró su sentencia y se selló la bronca para dentro de 2 horas en la piscina que siempre andaba vacía y era el ring oficial de las grandes peleas...

La movilización no se hizo esperar, la noticia corrió como un perro galgo y todos se dieron cita en la piscina.

Cuando ambos estaban frente a frente, la bestia Luna Galdos comenzó a propinarle una severa paliza a nuestro querido “TELEVISOR”, sin embargo cual roca dura, el imbécil este asimilaba el castigo como si fuera la Pasión de Cristo. De un momento a otro este televisor cambió de color y se volvió morado de tanto golpe que recibía. Luna Galdos parecía que le estaba metiendo golpe a un yunque de hierro fundido, se revisó los nudillos de la mano que a esa altura estaban llenos de sangre morada del cholo. Pero de repente el indio se levantó del suelo, como Lázaro resucitando y comenzó a repartir golpe como un perro PitBull desenfrenado y lleno de rabia...

Fue increíble, soy testigo presencial del severo golpe que le propinó nuestro Televisor al gigante imbatible que terminó como un toro en la Plaza de Acho, botando sangre y espuma por el hocico...

No demoró para que los Oficiales llegaran para paralizar la brutal gresca y todos corrimos para nuestras cuadras para tratar de evitar las represalias y castigos que recibiríamos...

Desde allí este Cholo callejero, se transformó en mi escudero y siempre lo llevaba como mi guardaespaldas, yo encendía la bronca y él se encargaba de meter golpe a diestra y siniestra...

 

LA DUCHA DEL CHIVO

Y de yapa les tengo otra pequeña anécdota...

Negarse vehementemente a cumplir órdenes banales y muchas veces degradantes eran motivos más que suficientes para provocar muchas veces peleas y batallas campales.

Recuerdo que teníamos un Chivo, que más parecía una Cabrilla (un tacneño llamado Arfinengo) este imbécil con pinta de gringo se creía un Emperador y jalaba a su cuadra a los Perros para que lo lleven en andas a la ducha, luego lo bañen y talqueen como a un bebé.

 

Estoy seguro que nunca se olvidará de mí, porque cierta vez uno de los Perros elegidos fui yo, el Súper Loro y como no pude librarme de la infeliz elección, decidí realizar la venganza de los Perros, mientras le metíamos jabón, se me ocurrió meterle una meada en la espalda ja, ja, ja... el cojudo pensó que estaba saliendo agua calientita, pero para mi mala suerte se percató... No demoró para perseguirme y ganarme un manazo, pero fue mayor el placer de darme el gusto de darle su merecido... A partir de ahí, cada vez que me veía siempre amenazaba con pegarme, pero sé que nunca se olvidará de mí...

 FIN

 

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